Ya se empieza a oler el final del verano; los madrileños vuelven a inundar las calles, comienzan las fiestas populares y también, aunque con retraso, vuelve el fresquito mañanero (y el golfo, el de la madrugada, también ;P).
Para la ocasión quiero compartir con vosotros esta chaqueta, que ni abriga ni refresca, una de esas prendas que venimos a llamar de "entretiempo".
Y sí, seguimos con DIY de pantalones, pero esta vez ¡reciclando uno entero!
Sí, sí...una chaqueta a partir de un pantalón, ¿y por qué no?
El difunto era una talla 46 por lo menos, de una época oscura y lejana, cuando se llevaban los pitillo extremos y aún se atisbaban los pantalones campana - los campana... ¿os acordáis? O.O-.
Yo iba al contrario del mundo, por supuesto -mi venita rebelde aún sigue en alguna parte-, y vestía varias tallas por encima de la mía.
El caso es que un día me volví a topar con ellos, escondidos que estaban en el fondo del armario, y al probármelos comprobé que efectivamente no había nada que hacer - los cinturones no hacen milagros-. Solo quedaban tres opciones: tirarlos -impensable-, donarlos -menos impensable- o reciclarlos -opción correcta, por supuesto-.
Y este es el resultado...
¡Perfecto para una mañana genial de turisteo con los amigos!
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